viernes, abril 20, 2012

Saluda al miedo de mi parte

Y me enseñe a vivir en un estado de alerta, tanto que la tensión se me hizo paisaje. Con la atención puesta sobre todo sabía de donde agarrarme y de donde soltarme.

El entrenamiento de los primeros días, fuerte como casi todos los comienzos, se fue tornando en una tarea mecánica y sencilla. Solo tenia que apagar  y encender el interruptor para escoger, para filtrar para hacer el afuera mio.

Fui preparado para combatir en contiendas pasivas, fui un guerrero con pocas huestes al rededor. Un pequeño contingente de mis mejores hombres siempre leales  eran suficientes para incursionar en las mas complicadas misiones. He de decir que casi siempre salía victorioso y he de decir también que las bajas colaterales eran  aceptables.

Las huellas de la guerra pasiva se marcaron, se convirtieron en mis trofeos y mis escudos.

Acostumbrado a vivir con precariedad y en alerta tenía lo suficiente. Era tanto lo suficiente, que lo abundante incomodaba, pesaba.

Recibir a manos llenas es complejo para un guerrero que debe ir liviano.

Este es mi nuevo entrenamiento. El reto ha sido aceptado